Hablar de capacidades intelectuales supone hablar de
inteligencia. Se hace necesaria la clarificación terminológica, ya que con
frecuencia se usan de manera indiscriminada y de forma sinónima términos
específicos como superdotación, talento, precocidad, prodigio, genio, bien
dotado, etc.
La finalidad de la detección es mejorar la
intervención, y entendemos que etiquetar al alumnado no aporta beneficios en la
respuesta educativa, por lo tanto, es imprescindible ser rigurosos en la
detección de las necesidades de todo el alumnado, para realizar intervenciones
ajustadas a las características particulares de quien sobresale por sus altas
capacidades intelectuales.
Lo cierto es que “Altas capacidades” es un término
mucho más amplio, que engloba una característica principal que supone una
habilidad o destreza superior, por encima de la media, en:
- Una aptitud específica o dominio concreto en un área del desarrollo (talento simple: lógico, verbal, matemático, creativo, espacial, mecánico, social, artístico…).
- Varias aptitudes intelectuales específicas combinadas (talento complejo: académico, artístico-figurativo,…).
- Todas las capacidades cognitivas, de forma general, junto a un alto nivel de creatividad y una estrecha implicación con la tarea (superdotado).
- Y también, en algunos casos, se puede dar una maduración temprana del desarrollo cognitivo, para posteriormente normalizarse (precoces).
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