Algunos de los mitos más establecidos en el tema de
estudio son:
El alumnado con altas capacidades
triunfa académicamente y en todas las áreas. Algunos de ellos pueden destacar
en algún dominio del saber, pero no necesariamente en todos, así como algunos
pueden llegar a fracasar escolarmente.
El alumnado con altas capacidades
intelectuales avanza por sí mismo, y puede lograr el éxito académico sin
necesidad de ayuda. A pesar de que aprenden rápido y con facilidad, necesitan
que se les oriente, apoye y estimule para poder desarrollarse en todos sus
capacidades. Además, si no se responde adecuadamente a las características y
necesidades del alumnado es probable que surjan reacciones y comportamientos
inadecuados.
Estos niños/as necesitan de una
atención específica e incluso terapéutica. Es importante hacer notar que no
todos los niños/as con altas capacidades intelectuales necesitan ayuda
especial. Muchos de ellos se encuentran bien adaptados a su entorno y no hace
falta que se les dé un tratamiento específico.
Es fácil detectarlos y/o es
definitorio obtener un CI superior a 130. La tipología de este alumnado es muy
amplia y heterogénea y en ocasiones, pueden pasar desapercibidos o se puede dar
lo que se denomina “la sobredotación encubierta”. Por ello, es necesario seguir
rigurosamente el proceso de detección de forma colaborativa entre la familia y
la comunidad educativa. La obtención de un CI elevado no puede ser el único
determinante de la alta capacidad.
No necesitan estimulación e incluso
les puede perjudicar. La estimulación es fundamental para el desarrollo humano.
Necesitan atención y estimulación adecuada a sus competencias, de lo contrario
no desarrollarán sus potencialidades.
Tienen problemas para relacionarse
con los de su edad. Al igual que el resto de sus compañeros o compañeras,
algunos pueden tener necesidad de trabajar estrategias de relación social, pero
no es generalizable a este colectivo, si bien es cierto que suelen buscar
personas con las que puedan interactuar, compartir temas de interés y en
ocasiones las encuentran en mayores.
Se trata de personas inestables,
débiles, enfermizas que triunfan en el ámbito académico o profesional, pero no
en lo social; o todo lo contrario, que son líderes y que gozan de una excelente
salud emocional. El alumnado con altas capacidades, en general, se adapta bien
al entorno, pero la variabilidad caracterial es muy amplia. Sus características
diferenciales (cognitivas, disincronía, emocionales…) deben ser debidamente
atendidas.
Estos niños/as generalmente se
aburren en la escuela. Esto puede suceder si la escuela no responde a sus
capacidades, ritmo de aprendizaje, si es repetitiva y rutinaria, y no da lugar
a la creatividad.
Existen más niños que niñas con
altas capacidades. Conforme la edad avanza, el número de niñas detectadas
tiende a disminuir y, a nivel mundial, de cada 10 niños identificados
aproximadamente 3 son niñas y 7 niños; los expertos atribuyen esta diferencia a
los patrones sociales y culturales vigentes.
Todos los niños/as con altas
capacidades son precoces y desde muy pequeños pueden mostrar sus
características. Aunque esta situación es frecuente, no siempre son niños o
niñas con un desarrollo precoz. Algunos de ellos pueden presentar un desarrollo
normal e incluso tardío.
Hay más personas con altas
capacidades entre quienes provienen de niveles socioculturales altos que entre
los que viven en otros más desfavorecidos. Sabemos que ni la raza, ni la cultura, ni el nivel social determinan su
existencia, pero la influencia del medio ambiente es determinante, pudiendo
ejercer una influencia positiva o negativa en estos niños/as.
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