Realiza una buena evaluación inicial al comienzo del
curso. Esto te permitirá conocer el nivel de competencia de tus alumnos/as.
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No te limites a seguir la programación o el libro de
texto. Puede que tenga demasiado que ver con las necesidades reales de tus
alumnos/as.
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Ajusta tus expectativas sobre el alumnado con altas
capacidades. A veces se confunden o les cuesta una determinada tarea y pueden
tener reacciones propias de su edad. Son niños/as o adolescentes, no pequeños
adultos.
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No esperes de tus alumnos/as aventajados/as siempre
todas las respuestas correctas ni un comportamiento maduro y racional.
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Utiliza siempre que puedas materiales y actividades
intelectualmente estimulantes, que hagan pensar: es mejor clasificar que
identificar, comparar que enumerar.
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Evitar las actividades demasiado repetitivas, que se
pueden realizar sin esfuerzo mental.
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Prepara materiales diversos de ampliación para
aquellos alumnos/as que terminan pronto las tareas y facilita el acceso a
todo el alumnado que, en un momento dado lo necesite. Permite al alumnado
elegir el material con el que quiera trabajar.
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No “castigues” a los alumnos/as que terminan pronto
sus tareas con “más de lo mismo”.
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Ofrece a tu alumnado actividades equilibradas, que
les permitan tanto desarrollar sus puntos fuertes como mejorar los más
débiles.
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No pongas el acento en los puntos débiles de tu
alumnado. Sólo conseguirás desmotivarles. Un alumno/a que lee muy rápido y
tiene problemas con la caligrafía necesita textos más complicados, no sólo
copias.
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Permite que tu alumnos/as muestren lo que saben y
respondan a las preguntas que haces a la clase en general. Cuando quieras que
alguien en concreto responda, utiliza la nominación.
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No “vetes” a ninguno de tus alumnos/as con frases
como “tú no, que ya sé que lo sabes”.
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Sé flexible con las tareas más mecánicas y monótonas.
Algunos alumnos/as con altas capacidades necesitan poco entrenamiento.
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No impongas a toda la clase un número muy
elevado de actividades repetitivas.
Intenta que cada uno realice las que necesita para desarrollar la
competencia.
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Plantea agrupamientos diversos: los niños/as con
altas capacidades pueden ayudar a sus compañeros/as de forma eficaz pero
también necesitan a veces estar con quienes comparten sus intereses y forma
de trabajar.
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Evita las actividades que fomentan la competividad y
el lucimiento personal sin beneficio para el grupo.
No utilices a los alumnos/as como “ayudantes” de
forma sistemática. Ellos también van a la escuela a aprender.
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Acepta con naturalidad que, en determinadas
cuestiones, un alumno/a pueda saber más que tú o ser más rápido en hallar una
respuesta.
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No temas que tu autoridad quede en entredicho por
tener alumnos/as con altas capacidades en clase.
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Mantén una comunicación fluida y efectiva con las
familias. Ayúdales a entender a su hijo/a y sus necesidades.
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No veas a las familias como un obstáculo. Su demanda
hacia la escuela está originada por el deseo de dar a sus hijos/as lo mejor,
no criticar tu labor.
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domingo, 22 de junio de 2014
BUENAS PRÁCTICAS PARA EL PROFESORADO DE ALUMNOS CON ALTAS CAPACIDADES
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