sábado, 14 de junio de 2014

¿QUÉ PUEDE HACER EL PROFESORADO?

Como en cualquier situación educativa¸ los profesores han de tender al logro del pleno desarrollo personal de sus alumnos¸ proporcionando un ambiente de aprendizaje que ofrezca las oportunidades necesarias para que cada discente pueda desarrollar al máximo sus potencialidades. Si existen en nuestras aulas alumnos con altas capacidades¸ es importante partir de la premisa que necesitan adaptaciones curriculares individuales (ACI) teniendo en cuenta sus intereses, sus estilos de aprendizajes y sus capacidades. Se trata de discentes con unas características y necesidades específicas a los que debemos aplicar por tanto, los mismos principios generales que rigen la atención a la diversidad.

De esta forma¸ se deberán poner en ejecución medidas ordinarias y medidas específicas o excepcionales. Respecto a las medidas ordinarias tienen que ser previas a las excepcionales y deben adoptarse dentro del proceso normalizado de escolarización. Estas medidas, como en todos los casos, forman un continuo que debe partir del menor grado de significatividad hasta llegar a las medidas más excepcionales. Lo anterior, conlleva que todas las concreciones que se realicen para dar respuesta a las necesidades específicas de los alumnos con altas capacidades tienen que comprenderse dentro del marco general de atención a la diversidad establecido por el centro, que, como actuación global, implica a toda la comunidad educativa y, muy especialmente, al conjunto de los profesores del centro.

Seguidamente, esas medidas se especificarán en las mencionadas programaciones de aula, ya que será en el aula donde se pondrán en juego la variedad de ritmos, intereses, capacidades y estilos cognitivos concretos, hasta llegar al último nivel de concreción que son las adaptaciones curriculares de ampliación o enriquecimiento, que implicaría la adecuación del currículo a las necesidades educativas específicas individuales (curriculares, sociales y emocionales) de cada alumno con altas capacidades.

A continuación, pasamos a ver algunas implicaciones de las medidas ordinarias, en relación con el centro, aula y alumno:

1.    A nivel de centro: algunos aspectos que se deben tener en cuenta y que, como ya hemos comentado, deben contemplarse en sus documentos oficiales (proyecto educativo, programación general anual...) y en el marco de atención a la diversidad sería el de planificar con rigor, de modo que se tengan en cuenta las consecuencias en el ámbito organizativo, metodológico y de disposición de recursos (materiales y personales).

  • Contemplar los procesos específicos de aprendizaje de los alumnos con altas capacidades intelectuales.
  • Adaptar los procedimientos y técnicas de evaluación que utilizamos en el centro, con objeto de detectar capacidades diferentes a las académicas y que nos sirvan para valorar los progresos de los alumnos con ritmos de aprendizaje más rápidos.
  • Flexibilizar la utilización de espacios y la organización de los horarios.
  • Diseñar un modelo propio de adaptación curricular de enriquecimiento en la que participe todo el equipo docente, asesorados por el equipo de orientación.

2. A nivel de aula: los ajustes que se realicen supondrán la ampliación y el enriquecimiento del currículo ordinario, dotándolo de una mayor amplitud en relación con ciertos contenidos específicos de área/materia, con alguna unidad didáctica que es tratada con mayor profundidad o profundizando en temas de su interés, lo que requiere de procesos cognitivos más complejos, sin adelantar contenidos correspondientes a cursos superiores. Para elaborar estos ajustes, se deben tener en cuenta, entre otras, las siguientes cuestiones que comúnmente aparecen en la literatura especializada:
  •  Estos ajustes deben formar parte de las programaciones didácticas.
  • Cualquier medida de enriquecimiento debe realizarse bajo la coordinación del tutor, pero con la implicación y la colaboración de todos los profesores que van a tener que hacerla viable.
  • No deben concebirse como actuaciones específicas dirigidas a un alumno con altas capacidades, sino que deben beneficiar a todos aquellos estudiantes que manifiesten una alta competencia en un aspecto concreto del currículo o, por ejemplo, en las siguientes circunstancias: cuando parte de los alumnos hayan finalizado el trabajo propuesto, de forma adecuada y antes del tiempo previsto¸ cuando parte del grupo no necesita la realización de actividades repetitivas para consolidar un determinado contenido, porque se valore que ya lo tiene superado. No se trata de «hacer más de lo mismo» ni de alcanzar contenidos de cursos superiores, sino de dotar los aprendizajes de un grado mayor de profundidad, extensión e interdisciplinariedad.


3. A nivel individual: cuando el alumno con altas capacidades supera los ajustes curriculares y organizativos propuestos y se valora que no son suficientes, porque su ritmo de aprendizaje es superior, se puede establecer la necesidad de realizar ampliaciones significativas en una o varias áreas o materias en las que el alumno destaque especialmente, programando para él objetivos y contenidos de cursos superiores; en este caso, ya estaríamos hablando de las adaptaciones curriculares específicas¸ de ampliación o enriquecimiento, porque modifican los objetivos, contenidos y criterios de evaluación en relación con el curso o ciclo que el alumno está realizando. La normativa establece que este tipo de adaptaciones deben realizarse siempre que, mediante la evaluación psicopedagógica, se considere que el alumno, en relación al currículo ordinario que le corresponde por edad, muestra uno de los siguientes rasgos:

  •         Rendimiento excepcional en algunas áreas de aprendizaje.
  •    Rendimiento general excepcional y continuado, con manifestaciones de cierto desequilibrio en el ámbito afectivo y de inserción social.


En cualquier caso, la adaptación curricular para un alumno con superdotación tiene que recoger: la ampliación o enriquecimiento de objetivos y contenidos¸ la adecuación de los criterios de evaluación a los objetivos propuestos y el ajuste de la metodología, teniendo en cuenta el estilo y ritmo de aprendizaje del discente y el contexto escolar. Partiendo de la modificación del currículo, como hemos indicado¸ necesaria en todos los alumnos con altas capacidades, vamos a exponer una serie de ideas con las que los docentes podremos ir adaptándonos a las características concretas de nuestros discentes:

  • Necesitan que los contenidos se presenten con un mayor grado de abstracción; trabajar conceptos y generalizaciones, los ejemplos sólo son apoyos. Por ejemplo podemos presen­tarles determinados hechos y pedirles una explicación(¿por qué se ha producido un fenómeno?) o partiendo de una definición que sean capaces de extraer consecuencias, pre­sentarles problemas a los que les faltan datos y que nos puedan decir que no se pueden realizar y porqué, etc.
  • Reconocerles los conceptos o habilidades que ya dominan y presentarles actividades alternativas estimulantes mientras sus compañeros están trabajando estos contenidos.
  • Las preguntas han de ser lo más complejas posibles y de­ben permitir siempre que sea posible la interconexión entre diferentes áreas.
  • Proponerles modelos reales, científicos, intelectuales, artísticos; personas con quien ellos se puedan sentir identificados.
  • Plantear actividades en las que no haya una respuesta correcta predeterminada, que permitan una flexibilidad de pensamiento.
  • Permitirle el acceso a materiales variados, Internet, enciclo­pedias, mapas, etc.
  • Es importante potenciar y reforzar la creatividad de estos alumnos/as en todos los ámbitos, no sólo en la elaboración de sus trabajos sino también en la presentación de éstos.
  • Potenciar el trabajo cooperativo; el perfeccionismo hace que en muchas ocasiones les sea difícil trabajar en grupo, aceptar las limitaciones propias y las de los compañeros les ayuda socialmente.
  • Permitidles, siempre que sea posible, libertad a la hora de elegir temas de interés para sus investigaciones.
  • El docente no debe ser un experto en todos los temas, es un guía, un orientador, que facilita los instrumentos y herramientas necesarias para que el alumno investigue y pueda resolver sus dudas de la manera más autónoma posible.
  • El ambiente de la clase ha de ser lo más abierto posible a nivel físico (diferentes agrupamientos en función de las ac­tividades, entrada de revistas, periódicos, material audiovi­sual, etc.) y a nivel psicológico (valorar las ideas, las iniciati­vas, fomentar los debates, exposiciones, etc.).

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